—¡Ahh! ¡Ahh!..¡Ahh! —gemí con fuerza mientras Ricardo seguía destrozando mi cuerpo. Sus manos buscaban mis lugares sensibles. No sabía que conocía mi cuerpo tan bien. Rompió la parte delantera de mi vestido y mis pechos saltaron para recibir sus manos hambrientas. Masajearon mis pechos desnudos mientras yo gemía mientras gritaba su nombre en voz baja. Pellizcó y acarició mis pezones erectos con sus dedos antes de llevarse uno a su boca caliente. Se sintió increíble mientras hacía rodar mi pezón con su lengua dentro de su boca. Los chupó con fuerza y yo le pasé las manos por el pelo rojo. Pasó a chupar mi otro pezón mientras su mano amasaba mi otro pecho con más fuerza. Juro que podría correrme sólo con que Ricardo me acariciara las tetas.
—Parece que estás disfrutando de tu castigo. ¿Estoy siendo demasiado amable? —Ricardo susurró con voz seductora antes de introducir su lengua caliente en mi boca. Gimió mi nombre mientras nos besábamos con fervor. Sus manos se deslizaron lentamente desde mis pechos hasta la planicie de mi abdomen y luego hasta mi cintura. Me derretí en ese beso. Los besos de Ricardo eran fantásticos. Era capaz de seducirme sólo con un beso. Rodeé con mis brazos su ancha espalda mientras me besaba y acariciaba mi cuerpo.
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