Capítulo 36 Un muro de distancia
—¿Te has dado cuenta de que es nuestra primera vez haciéndolo en la cama? ¿Quieres brindar por esta ocasión con el clásico misionero? —preguntó Eduardo retóricamente mientras me empujaba sobre mi espalda, me quitaba el vestido que llevaba puesto y me separaba las piernas. Colocando su cuerpo entre mis piernas, sus dedos empezaron a pellizcar y frotar mi clítoris con fuerza.
—¡Ah! Eduardo... es demasiado... —gemí y grité. Las sacudidas de placer de mi clítoris ya hinchado eran demasiado para mí. Acababa de correrme, así que ya estaba ultrasensible ahí abajo.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread