Alejandro se acercó a David a grandes zancadas. "¿Qué? ¿Lamer el urinario? ¿Qué te hace pensar que cumpliré con tus demandas? ¿Crees que tus tres inútiles guardaespaldas pueden hacer algo contra mí?"
En un instante, David sintió su presencia dominante. Su corazón comenzó a latir rápidamente y se acobardó de terror mientras se escondía detrás de sus guardaespaldas.
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