Una pizca de intención asesina brilló en los ojos de Bautista. Envió al hombre a volar con una patada. El empujón fue tan fuerte que el hombre se golpeó contra la pared. Varias costillas se aplastaron al instante tras el impacto. Poco después, Bautista pisoteó brutalmente la cara del hombre.
—¡Cómo te atreves a tocar a mi chica! ¡Tienes mucho valor!
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