"¡Como no me dejas aplicar la medicina, recuerda aplicarla tú misma!" Bautista gritó en dirección a Micaela. ¿Cómo puede ser tan fácilmente avergonzada? Parece que no es tan valiente después de todo.
El corazón de Micaela latía aún más fuerte cuando entró al baño.
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