Micaela llegó a la planta superior y de inmediato percibió una fuerza disuasoria. Se enderezó el traje y se estabilizó antes de acercarse. Cuanto más se acercaba al despacho de Bautista, más nerviosa se sentía.
Apretó los puños y se preparó mentalmente. «No hay nada por lo que estar nerviosa. Sólo le estoy informando sobre el trabajo».
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