Capítulo 1398 El laberinto de flores
Sentada en el carruaje, disfrutando de algunos aperitivos mientras admiraba el hermoso paisaje, Micaela se lo pasaba en grande. Con el viento acariciando su rostro, entrecerró ligeramente los ojos, sumergida en la belleza del paisaje.
No bien había terminado de comer cuando Bautista le dio más. Solo tenía que abrir la boca y masticar.
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