Cuando Luis vino por la mañana, él también vino. No te lo dije porque me preocupaba que afectara tu estado de ánimo. Bautista le tocó la mejilla y le besó la frente.
Micaela estaba ligeramente sorprendida. ¿Vino por la mañana? ¿Cómo supo en qué hospital me estoy quedando? No está mal. Para pensar que incluso averiguó mi paradero.
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