Capítulo 263 Échalos a patadas
Treinta minutos después, ambos hombres empezaron a mirar hacia afuera. Por desgracia, los guardaespaldas estaban vigilando, y Bautista les presionaba. Eso los obligó a seguir metiendo comida en sus gargantas. Llegó al punto de que Caleb tuvo arcadas y tuvo que correr al baño para vomitar.
—No puedo creer que haya comido tanta langosta que haya vomitado...
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread