Capítulo 249 El sacerdote
Los árboles delante caían uno tras otro, rocas y tierra volaban mientras el suelo temblaba ligeramente, como si decenas de miles de caballos estuvieran cargando hacia Sebastián.
Pero no eran caballos, eran bestias diabólicas, mucho más grandes que cualquier caballo. Por los aullidos, Sebastián pudo decir que eran bestias diabólicas tipo hombre lobo con formas gigantescas.
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