Capítulo 121
Mis piernas temblaron, era una sensación extraña; inconsistentemente mordí mi labio inferior, pero dejé de hacerlo casi de inmediato, no quiero que piense que quiero darle ese beso, porque no es así. Obvio no, no es como que yo quiera saber a qué saben sus labios y eso.
Lo miré, sus ojos me pedían permiso, lo podía ver ¡tengo que hacer algo! La lluvia se hizo más fuerte, así que, tomándome por sorpresa a mí misma, lo empujé a un lado y me metí al auto rápidamente.
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