—¿Qué haces aquí? —le pregunto a Kayler al notar que se baja de su flamante coche.
—¿Cómo que qué hago aquí? Vine para llevarte a tu trabajo —dijo seguro. Llevaba unos pantalones azules y una camisa de vestir en blanca, pero las mangas estaban arrolladas hacia los codos y con algunos botones desabrochados. Su pelo estaba despeinado. Me maldije a mi misma por mirarlo tan sexy como siempre.
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