Capítulo 60
Después de que me trajeran al pobre gatito fuimos a la veterinaria lo más rápido que pudimos, de suerte estaba abierta aún. Cerraban hasta las nueve. Examinaron al felino y nos dijo el veterinario que solo estaba golpeado; le sobaron las piernitas débiles y no sé qué otras cosas más le hicieron. Nos dieron una especie de caja con arena para el gatito. Éramos oficialmente sus tutores. Eso creo. Kayler aún no está contento por tenerlo pero le expliqué millones de veces que sí o sí me lo quedo. No le quedó más remedio que aceptar.
Al llegar cansados a casa, dejé al gatito en una esquina cerca de los sofás. Ahí estará bien. Además, si llora en la noche no nos desvelará. Lo siento, aún no me gusta que interrumpan mi sueño.
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