Capítulo 216 Única e inigualable
Los meseros salieron uno después del otro para poner platillos sobre la mesa. Se fueron después de eso. Ese restaurante era bastante exclusivo. Incluso el diseño de interiores era artístico. La dueña no veía a todos sus clientes como reyes. Este era su propio negocio: ella podía servir y negar el servicio a quien quisiera, dependiendo de su humor y de si le llamaban la atención.
Decían los rumores que aquellos que podían cenar en su restaurante o eran clientes frecuentes o tenían una personalidad que cumplía con los estándares de la dueña y del chef. Las personas con personalidades despreciables, sin importar lo adinerados que fueran, solo podían soñar con probar los platillos servidos ahí.
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