Capítulo 5 Regreso después de cinco años
Cuando Ruan Cheng volvió a la próspera Ciudad A, ya habían pasado cinco años. Había estado fuera durante casi dos mil días, lo que no era ni mucho, ni poco tiempo. En el pasado fue víctima de un cruel destino y no tuvo poder para defenderse. Ahora, solo quería ser dueña de un futuro conseguido con su propio esfuerzo.
Temprano en la mañana.
—Cheng, por aquí... —Li Xiao bajó la ventanilla del auto estacionado a un lado de la carretera y saludó a Ruan Cheng, que salía del barrio.
El tiempo voló. Cinco años después, ninguna de los dos era una jovencita en plena adolescencia. Ruan Cheng y Li Ye habían regresado juntos al País C el día anterior y Li Xiao había ido a recogerlos. Ese mismo día en la noche, Li Ye llevó a Ruan Cheng a cenar a la casa de la Familia Li. Sus padres estaban muy satisfechos con su futura nuera.
En la mañana, Li Ye había planeado asistir con Ruan Cheng a una entrevista en una empresa, pero algo surgió y no pudo acompañarla. Ruan Cheng se subió al auto de Li Xiao, se sentó en el siento junto a ella y se abrochó el cinturón de seguridad.
»¿Sabes lo que me dijo mi madre después de que tú y mi hermano se marcharan anoche? —preguntó Li Xiao.
—¿Qué dijo? —A Ruan Cheng le preocupaba que los padres de Li Ye no estuvieran satisfechos con ella.
—Mi madre dijo: «Mira a Cheng, que tiene la piel blanca y es elegante y gentil. ¿Por qué no te miras en el espejo para que veas la diferencia tan grande que existe entre ustedes? ¡No eres más que una enclaustrada que solo sabe rascarse los pies y decir palabrotas todo el día!» —dijo Li Xiao, mientras estiraba la mano para tocar el tierno rostro de Ruan Cheng y suspiraba—. El aire en el extranjero es tan sano.
—Eso no es cierto. No conoces las dificultades que se enfrentan cuando estás lejos de casa. —Ruan Cheng le dio una palmadita en la mano que la estaba tocando—. Concéntrate en conducir.
Las dos hablaron durante todo el camino. Cuando llegaron a la Empresa T, ya eran las nueve menos cuarto.
—Será mejor que Li Ye no llegue tarde. El jefe es un tirano que no entiende de compasión —murmuró Li Xiao, mientras inclinaba la cabeza para enviar un mensaje de WhatsApp a su hermano.
«Un tirano que no entiende de compasión». Ruan Cheng se puso nerviosa. Una vez más buscó en internet, a través de su teléfono, información sobre el jefe de la Empresa T, con la esperanza de poder encontrar algo útil para la entrevista. La mayoría de los resultados de la búsqueda que obtuvo fueron los chismes habituales sobre los ricos y poderosos. El nombre del presidente de veintinueve años del Grupo Mu y de la Empresa T era Mu Chenjue. Nadie sabía si estaba soltero o no, ya que ningún medio de comunicación había desenterrado ningún detalle sobre su vida personal. De hecho, el apellido Mu era muy especial para Ruan Cheng. En realidad, solo se trataba de algunas cuestiones inocentes e ingenuas de su adolescencia, que ya habían quedado en el pasado.
Cinco años atrás, la lucha de poder entre dos hijos del Grupo Mu había sido noticia. El príncipe, Mu Ruicheng, unánimemente reconocido por todo el mundo, fue derrocado en una noche. Mu Chenjue, un descendiente de la Familia Mu de origen desconocido, fue aceptado de repente por el Patrón Mu. Luego, consiguió el puesto y finalmente heredó el Grupo Mu. «Un descendiente de la Familia Mu de origen desconocido...». Lo que insinuaba el autor de esta noticia era que Mu Chenjue era el hijo ilegítimo de la familia rica, que había vuelto a casa. Ruan Cheng miró su teléfono, absorta en sus pensamientos.
La gran altura del edificio de la Empresa T hacía que la gente se sintiera asustada en cuanto entraba en él. Li Ye se acercó aprisa; estaba preocupado no solo por lo imponente que era aquella empresa, sino también por el conocimiento previo que tenía sobre esta. No quería quedar mal delante de Ruan Cheng. «¡Debo tener éxito en esta entrevista!».
En un estudio del edificio, había cinco líderes que participaban en las entrevistas. Uno de ellos era el hombre al frente de la Empresa T, el jefe, Mu Chenjue. Después de que otro graduado de una prestigiosa escuela terminara la entrevista, uno de los entrevistadores miró a Mu Chenjue, en un intento por descifrar la decisión del jefe a través de la expresión de su rostro. Sin embargo, cuando miró, descubrió que la atención de este se había dirigido de alguna manera hacia la pantalla del circuito cerrado de televisión.
—Siguiente —dijo uno de los entrevistadores.
El circuito cerrado de televisión estaba colocado en el exterior y observaba a los desempleados de todo tipo que acudían a la entrevista. A través de su comportamiento en el exterior, los entrevistadores podían juzgar con precisión cómo se desarrollaban estas personas en privado. Mu Chenjue observaba, con una mirada turbia y compleja, a una de las chicas. No era una niña, sino una mujer. A los veintitrés años, Ruan Cheng había perdido la inmadurez de los primeros años de su juventud y se había convertido en toda una mujer. Su aura y sus expresiones irradiaban una especie de feminidad única. De repente, Mu Chenjue retrocedió cinco años atrás en el tiempo, cuando esta mujer gemía y lo satisfacía bajo su cuerpo cada noche.
—Li Ye vendrá pronto. —Fuera del pasillo, Li Xiao tocó con el codo a Ruan Cheng.
Ruan Cheng recuperó el sentido y guardó el teléfono que había estado mirando durante un largo tiempo. De alguna manera, se dio cuenta de que el jefe, Mu Chenjue, le resultaba un poco familiar. Se parecía mucho a Mu, el chico que jugaba al baloncesto en el instituto. Además, tenían el mismo apellido. Li Ye subió corriendo en ese momento, se acercó a Ruan Cheng y le acarició el cabello con cariño.
—Siento llegar tarde.
—No pasa nada. Todavía no es nuestro turno —dijo Ruan Cheng con comprensión.
—Esto es demasiado. ¿Puedes dejar de lado por un momento tus muestras públicas de afecto? —dijo Li Xiao con desprecio.
—Me temo que tendrás que tolerar esto todos los días después de que me case con Cheng.
—¡Oh, date prisa y cásate con ella! —Los ojos de Li Xiao brillaban de emoción, mientras miraba a Li Ye y decía—: Papá y mamá quedaron muy satisfechos con Cheng ayer. Después de que los dos tengan un trabajo estable, deberían celebrar su ceremonia de boda.
Mientras asentía con la cabeza, Li Ye no pudo evitar mirar a Ruan Cheng, que estaba un poco avergonzada. Ella estaba muy satisfecha con la vida que tenía, ya que había superado su pasado, gracias al meticuloso cuidado y la tolerancia de Li Ye durante los últimos cinco años. Antes de que Li Ye le confesara sus sentimientos, ella ya sabía de ellos. Se sentía inferior debido a su experiencia anterior, así que empezó a alejarlo en ese momento e hizo lo mismo con cualquier hombre que se le acercara. Durante los incontables y deprimentes días que le tocó vivir, Li Ye no dejó de buscarla y cuidarla hasta que se enteró de su terrible pasado. Para sorpresa de Ruan Cheng, él no la rechazó y no creyó que hubiera sido su culpa el haberse visto obligada a tener un hijo con un desconocido. Se sintió muy afortunada.
—¡Siguiente, Li Ye!
—Voy a entrar. —Li Ye apretó la mano de Ruan Cheng.
—Adelante. —Ruan Cheng asintió.
Cuando Li Ye empujó la puerta, sintió de inmediato que lo miraban con ferocidad. La persona que lo observaba no era otro que el legendario joven jefe de la Empresa T. Mu Chenjue había percibido la forma en la que Li Ye trataba a Ruan Cheng minutos antes de entrar.
El proceso de la entrevista fue formal, serio y profesional. Li Ye tenía una muy buena formación, por lo que su calmada actitud representó un punto a su favor cuando respondió de manera metódica a cada una de las preguntas de los entrevistadores.
Mu Chenjue volvió a mirar hacia la pantalla del circuito cerrado de televisión. Allí pudo ver como Ruan Cheng observaba la puerta con atención, se mordía ligeramente los labios y se apretaba los dedos, como si estuviera nerviosa por el resultado de la entrevista de la persona que estaba dentro.