—Estábamos aquí para... —El chico dejó de hablar cuando vio que una señora mayor se acercaba. «¿Pudiera ser que esa señora fuera la madre de la Señorita Cheng?»—. ¡Abuela! —saludó Anan con amabilidad.
«Abuela...». Ruan Cheng dio la vuelta para ver a quién saludaba Anan.
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