Capítulo 6 Corazón acelerado
Li Ye salió del estudio diez minutos después, tan pronto como la entrevista terminó. Ruan Cheng se levantó y preguntó:
—¿Cómo te fue?
—Las preguntas del entrevistador eran incisivas, pero no estaban difíciles para profesionales con nuestro nivel. —Li Ye besó a Ruan Cheng en la frente y continuó —: En general, no estuvo mal.
Ruan Cheng suspiró aliviada.
—¡Siguiente, Ruan Cheng! —indicó la secretaria.
Ruan Cheng se arregló la ropa con frenesí antes de entrar. En cuanto ingresó al estudio, la mirada de Mu Chenjue se posó en ella. Se sentó mientras hacía contacto visual con los entrevistadores uno por uno. Empezó con una breve presentación:
—Buenos días a todos. Mi nombre es Ruan Cheng y es un honor que me hayan dado la oportunidad de tener esta entrevista. —Cuando decidió volver a su país para trabajar, había pensado en muchas formas diferentes de presentarse en una entrevista. Quizás aquella no fuera la forma más innovadora de hacerlo, pero era segura. Sería difícil encontrar un fallo en una apertura así.
Durante la entrevista.
Mu Chenjue la inspeccionó con una mirada impasible. Quizás por eso Ruan Cheng se puso nerviosa al responder las preguntas de los entrevistadores. La hizo sentir muy incómoda y la inquietud se hizo eco en todo su cuerpo. Cuando Ruan Cheng entró, también había mirado a Mu Chenjue. Sin embargo, como aquella era una entrevista formal, debía mantener la compostura. A pesar de las apremiantes preguntas que tenía, no podía permitirse perder la concentración.
—Señorita Ruan, ¿está usted casada? —preguntó Mu Chenjue y dejó atónitos a los demás entrevistadores.
Estos últimos, que estaban entablando una conversación profesional con Ruan Cheng, cesaron sus preguntas y miraron a su jefe, que estaba sentado entre ellos.
—No —respondió Ruan Cheng, mientras intentaba recuperar la compostura. Su corazón asustado latía muy fuerte.
—Entonces, ¿existe alguien con quien pretenda casarse? —Mu Chenjue arqueó una ceja.
—Sí —dijo luego de hacer una pausa.
Los entrevistadores estaban confundidos por las preguntas de su jefe. Durante el breve intercambio, Ruan Cheng había observado bien los rasgos de Mu Chenjue. La persona que tenía delante era la viva imagen del alumno de último año que asistía a la escuela que estaba junto la de ella. Sin embargo, existía una marcada diferencia entre aquel exitoso hombre de negocios y el joven que una vez había conocido. Mu Chenjue desprendía un aura que intimidaba y mostraba una expresión impasible y despiadada.
...
La entrevista había terminado. Ruan Cheng salió del estudio agotada.
—¿Cómo te fue? ¡Dime! —preguntó Li Xiao.
—El entrevistador me preguntó si estaba casada y respondí que no. Luego, me preguntó si había alguien con quien pensara casarme —dijo Ruan Cheng, que había encontrado muy extrañas aquellas preguntas.
Li Ye frunció el ceño.
—¿Qué clase de preguntas son esas? Es demasiado personal.
Li Xiao tenía una opinión diferente:
—Es bastante normal. Las empresas de la región suelen hacer ese tipo de preguntas. Si fueran directas, te preguntarían si tienes hijos.
—¿Pero por qué harían esas preguntas? —dijo Ruan Cheng perpleja mientras bajaban las escaleras.
—Porque tener hijos podría perjudicar tu eficiencia en el trabajo. Muchas empresas de la región tienen prejuicios contra las mujeres casadas, sobre todo las que tienen hijos. Ya te acostumbrarás —respondió Li Xiao.
...
Esa tarde.
Ruan Cheng y Li Ye habían recibido llamadas notificándoles que habían sido contratados por un periodo de prueba de dos meses. Transcurrido este tiempo, la empresa evaluaría su desempeño y decidiría si los contratarían de forma oficial.
Al día siguiente.
Li Ye y Li Xiao recogieron a Ruan Cheng y se dirigieron al trabajo.
—Quiero comprar un auto pronto, así no tendremos que volver a usar el de mi hermana —dijo Li Ye a Ruan Cheng mientras caminaban hacia el Departamento de Diseño.
—¿Por qué? ¿Los estoy incomodando? —Li Xiao se interpuso a propósito entre ellos y preguntó en broma.
Ruan Cheng sonrió:
—A partir de mañana, ninguno de los dos tendrá que venir a recogerme. Es muy pesado tener que desviarse en auto hasta mi zona. Es más conveniente para mí viajar en tren.
...
El primer día de trabajo.
Ruan Cheng estaba muy concentrada. Por la tarde, uno de los diseñadores más experimentados del departamento se llevó a Li Ye a otra provincia en un viaje de negocios. Él recogió su portátil de trabajo y se despidió de Ruan Cheng con prisa antes de marcharse. Li Ye estaba confundido por la planificación del departamento. ¿No temían que llevar a un novato con ellos perjudicara de alguna manera los negocios? Ruan Cheng, en cambio, estaba demasiado ocupada con el trabajo como para pensar en eso. Se puso al día muy rápido con todo. Cuando casi terminaba el horario laboral, Li Xiao se dirigió a su escritorio y le dijo:
—Te invito a mi casa esta noche. Tu futura suegra quiere cenar contigo.
Ruan Cheng se estaba familiarizando con los proyectos anteriores de la empresa. Al verse obligada a responder de inmediato, levantó la vista y dijo:
—Acabo de recibir una notificación de que tendríamos que trabajar horas extras...
Los ojos de Li Xiao se abrieron de par en par mientras corría hacia su escritorio y abría su correo electrónico. «Maldita sea, ¡yo también tengo que hacer horas extras!».
Trabajar horas extras era una norma en la industria del diseño, pero Ruan Cheng y Li Ye habían tenido mala suerte. En su primer día, uno de ellos tuvo que ir a un viaje de negocios y otro tuvo que hacer horas extras. En el departamento, todos cenaron alimentos envasados y siguieron trabajando.
Eran las diez y media de la noche. El supervisor había dejado que Li Xiao y las otras dos mujeres volvieran a casa. Ruan Cheng no tuvo tanta suerte. Todavía se sentía un poco mal por el desfase de horario y apenas podía mantenerse despierta. Se levantó para tomar una taza de café. Cuando volvía de la despensa, el supervisor le dijo:
—El jefe quiere este plano. Entrégaselo.
Ruan Cheng tuvo que dejar a un lado su taza y salir del departamento con el plano en la mano. Solo quedaban tres personas trabajando horas extras en el departamento, el supervisor, un diseñador experimentado y ella misma para ayudar y ganar experiencia. «Entrégale el plano al jefe».
Al entrar en el ascensor, los rasgos impávidos y definidos de Mu Chenjue aparecieron en su mente. Cuando llegó al último piso, Ruan Cheng tropezó al tratar de encontrar el camino. Finalmente, halló la oficina del director y llamó a la puerta.
—Adelante —dijo una voz masculina indiferente, pero profunda.
Ruan Cheng empujó la puerta y entró a la oficina pintada con colores fríos. Colocó el plano sobre el gran escritorio:
—Director, aquí están los planos que pidió.
Mu Chenjue estaba concentrado en el trabajo y extendió una mano para tomar los planos. Los miró con detenimiento. Cuando la joven estaba a punto de marcharse, él levantó la vista de repente y la fulminó con la mirada. Ruan Cheng se detuvo por cortesía. «¿Necesitará el director algo más?». Mu Chenjue siguió observándola durante largo tiempo. Aquella mujer había madurado mucho en los últimos cinco años. Estaba llena de vigor y su figura, su aspecto y su elegancia eran inconfundibles.
—Puedes retirarte por esta noche. Prepárate para hacer un viaje de negocios conmigo mañana. —Mu Chenjue retiró su mirada y continuó trabajando.
Ruan Cheng quiso protestar y decirle que todavía era demasiado inexperta para asumir una responsabilidad tan grande, pero el tono de Mu Chenjue era firme e inflexible.
No se atrevió a objetar, así que asintió y se marchó. La mirada de Mu Chenjue se posó de nuevo en ella. La figura de Ruan Cheng era atractiva, sobre todo su delgada cintura. Después de un largo rato, se dio cuenta de que estaba entumecido desde la manzana de Adán hasta el pecho. Un deseo primitivo se despertó en su interior.