Capítulo 84 Amenazada de muerte para que deje a Mu Chenjue
Mu Chenjue se recostó al auto. Bajo su camisa y pantalones, su cuerpo enardecido clamaba aún por liberar su energía. Frunció el ceño y abrió la puerta del auto para tomar sus cigarrillos y el encendedor. Bajó la cabeza, encendió uno y le dio una fuerte calada. Fumar era lo único que podía hacer para calmar la agitación de su cuerpo.
Con ojos negros como tinta, miró hacia la habitación iluminada por una tenue luz. La vieja casa había estado vacía durante varios años, así que no había cortinas. Mu Chenjue siguió mirando la habitación hasta que, un rato después, ella apagó la luz.
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