El beso corto y sencillo no fue suficiente para Tiago. Le rodeó la cintura con un brazo y colocó la otra mano detrás de su cabeza para profundizar el beso. El ambiente de la habitación privada se volvió romántico e íntimo al instante. Sofía estaba sentada en sus piernas en una posición seductora.
Un calor escandaloso impregnaba los cuerpos de ambos mientras el beso continuaba. Tiago solo se apartó de ella de mala manera cuando sonaron pasos en la puerta. Al ver sus labios rojos e hinchados, su corazón se aceleró.
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