Capítulo 245 Cosas traviesas
Al escuchar aquello, Tiago no dijo nada. En lugar de eso, su auto se detuvo en un callejón tranquilo. Las farolas estaban apagadas, por lo que los alrededores estaban demasiado oscuros. Sofía no tenía ni idea. No entendía el motivo de sus acciones, pues no creía haber dicho nada malo. Sin embargo, Sofía nunca fue una persona habladora, así que se quedó callada ya que Tiago permanecía en silencio.
De repente, Tiago se sintió lleno de frustración y rabia. Hizo casi todo lo que estaba en su mano por ella, pero por mucho que lo intentara, ella todavía parecía indiferente. Era como si no le importara. Le repetía que no tenía que hacer nada por ella, como si fuera un extraño que nunca había entrado en su corazón. La impotencia que le embargaba lo molestaba sobremanera.
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