Capítulo 8 Cuentas con mi apoyo
—¿Escuchó eso, señor Heredia? ¿Cómo puede haber una estudiante así en el Colegio Secundario Principal de Jujuy? Es demasiado arrogante y simplemente autoritaria.
Selena estaba tan enojada que se incorporó del sofá con un salto.
—¿Sabe la clase de criatura que es su hija? —Sofía estaba bastante molesta con la actitud agresiva.
—¿Cómo te atreves? Señor Heredia, si no puede hacerse cargo de esto, llame al director para que venga.
Selena sabía que Andrés estaba muy ocupado y que no tenía tiempo para encargarse de esos asuntos, pero ya estaba tan enojada que ya no podía esperar más.
—Señora Zapata, este asunto…
—¿Qué hay con este asunto? Es más que evidente que atacó a mi hija. ¿Todavía sigue firme en querer defenderla? ¿Cuál es su relación con ella, señor Heredia?
Sin otra opción, Darío solo pudo llamar al director.
—Debe darme una explicación hoy, señor Guillén. Mire el pie de mi hija. Si no se puede hacer cargo de este asunto, no tendré opción más que denunciarla. Esto es un delito doloso —demandó Selena en cuanto vio al preceptor, Renato Guillén.
Renato miró a la mujer furiosa y a Sofía, quien no decía nada.
—¿Qué sucedió aquí, señor Heredia? ¿Acaso no es la nueva estudiante? ¿Es recién su primer día y ya creó un gran problema?
—Señor Guillén, es normal que las jóvenes tengan conflictos. Creo que no hay necesidad de actuar de forma desmesurada.
—¿Yo estoy actuando de forma desmesurada? ¿Cómo puede decir eso, señor Heredia?
—Como Sofía tiene la culpa, llame a sus padres para que vengan y se la lleven. —Renato tomó la decisión después de echarle un vistazo al pie de Ivana.
Mientras tanto, en cuanto Isabella vio que alguien se llevaba a Sofía, llamó a Tiago.
—Ven rápido, tío Tiago. Alguien en la escuela me atacó.
Tiago estaba en una reunión cuando recibió la llamada.
—Llama a tu padre.
—Tío Tiago, mi padre se enojará si se entera de esto. Apresúrate y ven.
Isabella estaba al borde de las lágrimas, ya que Sofía solo le había pisado el pie a Ivana para defenderla.
Como sabía cuánto Walter amaba a su nieta, Tiago finalmente dejó el trabajo sin terminar y fue hacia la escuela con Felipe. Una vez allí, Renato llamó a los padres de Sofía e hizo que fueran.
Isabella golpeó la puerta y, después de que le dieron permiso para entrar, lo hizo con rapidez.
—Señor Guillén, este asunto no es culpa de Sofía. Fue Ivana quien me atacó.
Al verla, Renato frunció el ceño de forma inexorable.
—¿Qué sabes, niña? Ivana siempre había sido una buena estudiante con temperamento y notas impecables mientras que Sofía siempre ha tenido mala reputación. ¿Crees que el señor Guillén creerá eso?
—Todo lo que dije es verdad, señor Heredia. Fue realmente culpa de Ivana. —Isabella estaba nerviosa al punto de largarse a llorar cuando vio que no le creían.
Sofía no se imaginó que iría a verla, pero caminó directo hacia ella.
—No te necesitamos aquí, Isabella; regresa.
—No tengas miedo, Sofía; cuentas con mi apoyo.
En verdad, Sofía nunca se imaginó que escucharía tales comentarios de otra joven.
—Mire, señor Guillén. Están complotadas, expúlselas a las dos. Permitir que estudiantes así se queden solo afectará la reputación de esta escuela.
Selena continuaba armando un escándalo de forma irrazonable. Renato no podía averiguar los antecedentes de Isabella, así que no se atrevía a tomar una decisión.
—Señora Zapata, este asunto…
—Si no se encarga de este asunto hoy, señor Guillén, entonces no tendré otra opción más que llamar al señor Lagos. —Selena lo presionó.
Renato conocía el estatus de la familia Zapata en Jujuy y, como él era una persona insignificante, no se atrevía a ofenderlos.
—En tal caso, las expulsaremos a las dos —murmuró sin saber qué hacer.
—Señor Guillén, ninguna de las dos cometió ningún error grave. ¿Cómo puede expulsarlas, así como si nada?
Darío sintió que la decisión era muy apresurada. Asumía la responsabilidad por cada estudiante de su clase, así que no tenía ningún prejuicio hacia Sofía, a pesar de saber que sus notas eran pésimas.
—Está decidido, señor Heredia. Señora Zapata, me enteré de que su compañía en el último tiempo…
—El señor Guillén es bastante irracional. —Incluso Isabella, quien era muy tímida, no pudo evitar enojarse—. No te preocupes, Sofía. Ya llamé a mi tío; es muy poderoso —continuó después.
Tras escucharla, Sofía levantó una ceja. «¿Acaso dije que tengo miedo? Solo es el Colegio Secundario Principal de Jujuy. Una sola llamada que haga determinará a quién echan o despiden».
—¿A quién quiere expulsar? Señor Guillén, creo que no hay necesidad de que continúe en esta escuela.
Cuando Felipe escuchó en la puerta que Renato quería expulsar a Isabella, se enojó. Justo después de hablar, empujó la puerta y permitió que Tiago ingresara antes que él. Tiago no se imaginó ver a Sofía allí, aunque sabía que también era una estudiante de esa escuela y planeaba visitarla después.
—¿Quiénes son ustedes? —Renato nunca los había visto, pero, si tenía en cuenta sus auras, sabía que no eran presa fácil.
—Qué coincidencia. —Felipe también estaba de sorprendido de ver a Sofía allí.
Al verlos, ella no pudo evitar fruncir el ceño. «¿Por qué me topo con los dos en todos lados?».
—Eso no es importante; lo importante es que no tiene derecho a expulsarlas.
—¡Qué arrogante! ¿Cree que esta es su casa? ¡Es la escuela! ¿Qué puede hacer cuando el señor Guillén está tan decidido a expulsarlas? —Selena no había tenido la posibilidad de comunicarse con personas del círculo de Tiago, así que no reconocía al hombre ante ella—. Solo expúlselas a las dos, señor Guillén. Compañía Zapata asumirá la responsabilidad si hay algún problema.
—¿Compañía Zapata? —dijo Tiago al final—. ¿Compañía Zapata es muy poderosa, Felipe?
—No lo sé. ¿En qué clase de negocios incursiona la compañía?
Felipe realmente no se podía acordar de ninguna empresa con ese nombre.
—¿Se da cuenta, señor Guillén? Ni siquiera conocen a Compañía Zapata, pero aun así se comportan de forma arrogante. —Selena los miró con desprecio.
—¿Por qué? ¿Compañía Zapata tiene tanto poder? —replicó Felipe.
—¿Me creen si les digo que puede destruirlos con una sola llamada? —Selena se tornó más arrogante.
«Tienen miedo ahora, ¿eh?».
—Siendo honesto, estoy un poco asustado ahora; todavía proveo sustento a toda mi familia, así que ¿qué haré si pierdo el trabajo? —Felipe se preocupó de forma sarcástica.
Selena sentía tanta confianza en Compañía Zapata que, después de escucharlo, incrementó la sensación de victoria que tenía.
—Entonces, ¿cuál es su decisión? Si los dos están dispuestos a arrodillarse y disculparse conmigo, los perdonaré.
—¿Qué?
«Ja, quiere pasarnos por arriba. Cedí un poco y ya se quiere aprovechar». A Tiago ya se le había agotado la paciencia. «¿Por qué seguir conversando con una persona así?».
—Te doy tres horas para que hacer que la compañía que ella menciona desaparezca de Jujuy, Felipe. Además, de ahora en adelante, asegúrate de que la familia Zapata no aparezca en ningún lugar al que yo vaya.
Cuando se trataba de ser arrogante y dominante, nadie se comparaba con él.
—¿Qué está diciendo? ¿Está fantaseando? ¿Hacer desaparecer a Compañía Zapata? ¿Cree que es Tiago Lombardo?
«En Jujuy, solo ese hombre puede atreverse a decir algo así».
—Señor Guillén, no quiero que nadie se entere del incidente de hoy. —Después de hablar, se dio vuelta y se fue.
Isabella lo siguió al instante, arrastrando a Sofía. «Sabía que el tío Tiago resolvería el asunto en cuanto interviniera».