Capítulo 6 ¿A quién ofendí esta vez?
Sofía revisó la información que Mariposa le envió y se enteró de que unos jáqueres de Argelia estaban intentando atravesar el cortafuegos de Distrito Jade. Si lo lograban, podrían robar información del gobierno y sumir al país en una enorme crisis. Sofía borró rápido la información y tomó un taxi para volver a la residencia Tamarín.
—Espero que no causes ningún problema ahora que estás en el Colegio Secundario Principal de Jujuy, Sofía. Como ahora estás en la misma institución que tu hermana, puedes pedirle ayuda —le dijo Carla apenas llegó.
Por mucho que la madre la despreciara, al fin y al cabo, era su hija y eso era un hecho que no podía cambiar. Por ello, la mujer solo esperaba que Sofía no le complicara la vida a su hermana.
—No te preocupes, madre. Cuidaré de Sofi y evitaré que repita los errores del pasado —dijo de repente.
Ella arruinó la reputación de Sofía hacía cinco años y estaba segura de que su hermana menor seguía sin ser su rival en ese momento. Irritada por su manera pretenciosa de actuar, esta dijo:
—¿Terminaste con tu pequeña farsa? ¡Es repugnante! Mantente lejos de mis asuntos; no tienen nada que ver contigo. Si te gusta tanto actuar, ¿por qué no buscas ser actriz? —Subió las escaleras sin siquiera mirarlas.
Carla, por su parte, enfureció.
—¡Mira su actitud! ¿Quién se cree que es? Todavía no está arrepentida después de lo que hizo hace años.
Victoria se burló con disimulo antes de persuadir a la madre.
—No te enfades, mamá. Todavía me tienes a mí, no te decepcionaré.
—¡Sí, menos mal! Nunca has decepcionado a tu madre. Vicky, ahora conoces la situación de la familia Tamarín, así que aún es más imprescindible que triunfes.
Mientras Victoria se casara con alguien de una familia adinerada, los Tamarín tendrían la esperanza de revivir su fortuna.
Sofía las ignoró y, una vez que volvió a su habitación, sacó su portátil; luego la encendió y arrancó más rápido que una portátil Apple. En menos de tres segundos estaba encendida y lista para usar; la interfaz tampoco se veía diferente de la de una computadora promedio. La joven se sentó en la cama y colocó la portátil en su regazo. Tras eso, rápidamente, escribió una secuencia de código.
—¡Ajá! —Después de un minuto de trabajo, comprendió de inmediato las habilidades de los jáqueres argelinos después de un minuto de trabajo—. ¡Idiotas!
«No puedo creer que se entrometan con el gobierno de Distrito Jade. Tengo que darles una dura lección antes de que crean que pueden seguir inmiscuyéndose con nosotros». Movía con agilidad los dedos sobre el teclado; las líneas de código se plasmaron en la pantalla.
Alguien había contratado a un jáquer argelino para robar información confidencial de Distrito Jade sobre defensa militar.
—¿Cómo va todo? ¿Lo conseguiste? —le preguntó su jefe.
—¡Demonios! —El jáquer estaba a punto de acceder a la información cuando alguien bloqueó el jaqueo y añadió un cortafuegos impenetrable al programa.
—¿Qué ocurrió?
—Estamos perdidos.
Antes de que el jáquer angelino pudiera hacer algo, su adversario había jaqueado el cortafuegos de Argelia. Su portátil se congeló durante diez segundos mientras intentaba encriptarlo desesperadamente. En ese breve lapso, habían robado la información confidencial de Argelia.
—¿Qué demonios ocurrió?
—La otra parte robó nuestros documentos confidenciales.
—¿Qué? ¿Quién lo hizo? ¿Acaso no dijiste que eras invencible?
—Debe ser Fantoma, de Alas de Luz. Nadie más que ese jáquer puede competir conmigo.
—No puedo enfatizar lo importante que son esos documentos. Será mejor que pienses en cómo explicarle esto al presidente.
—¡Ya verás, Fantoma! —juró el jáquer angelino.
Por otra parte, en la residencia Tamarín, Sofía le envió la información que había robado a Mariposa. Luego, introdujo unas cuantas líneas de código y eliminó todo rastro de su actividad anterior antes de apagar su portátil. Mariposa la llamó justo después de apagar el suyo.
—¡Sabía que podías hacerlo! No creí que pudieras robar sus documentos confidenciales en tan poco tiempo. Eres realmente una leyenda; nadie puede alcanzar tu nivel ni derrotarte.
—Si no hay nada más, ahora colgaré —dijo tras quedar insensibilizada ante tales halagos.
—Muy bien. El pago va a tu cuenta habitual, ¿no?
—Sí.
Como siempre, Sofía terminó la llamada sin esperar la respuesta de Mariposa. Su jaqueo arrastró a otra desafortunada víctima.
Camilo se quedó mirando la pantalla negra de su portátil, conmocionado mientras murmuraba:
—¡Maldita sea! También me jaquearon.
«Quería atrapar a Fantoma en el acto. ¿Por qué me jaquearon a mí?».
—¿Seguro que tienes las agallas, Camilo? —se burló Felipe, sin poder reprimir la risa.
—Esto debe ser obra de Fantoma. Nadie más puede realizar semejante jaqueo.
Realmente no había nadie más que pudiera lograr esa hazaña en tan poco tiempo y sin dejar ni un solo rastro.
—¿Tienes alguna pista? —preguntó de repente Tiago, quien había permanecido en silencio todo el tiempo.
—Pocas. Puedo confirmar que Fantoma está en Jujuy. —Ésa era la única información útil que había obtenido.
—¿Qué? ¿Está en Jujuy?
—Encuentra la manera de ponerte en contacto con Alas de Luz —añadió Tiago.
Alas de Luz era una misteriosa organización de jáqueres; nadie sabía dónde estaba la sede. Solo se conocía que los jáqueres del grupo eran mejores que los demás y Fantoma era mejor que todos ellos.
Él volvió a la oficina del director ejecutivo, decidido a terminar todo el trabajo del que no se había ocupado desde que llegó a Horneros hacía varios días.
Por otra parte, después de terminar su encargo y ya en la cama, Sofía jugó a algunos juegos en el teléfono. Alguien tocó la puerta y se levantó para ver quién era.
—Soy tu abuelo.
—¿Qué sucede, abuelo? —le preguntó tras abrir la puerta y, al mismo tiempo, ayudó a José a entrar a su habitación.
—Cuéntame lo que ocurrió hace cinco años. Eres mi nieta y quiero que las personas que te hicieron daño reciban su merecido castigo —dijo.
—Está bien, abuelo. No tienes que ocuparte de esto. —José era mayor y la joven no quería que se preocupara por ella, así que añadió—: Solo cuida tu salud, con eso me basta.
—Sé que sufriste mucho cuando no estuve cerca hace cinco años; lamento no haber podido protegerte. Ahora que he vuelto, nadie volverá a intimidarte, así que concéntrate en tus estudios y déjame el resto a mí. Tengo una tarjeta de débito para ti, compra todo lo que necesites. Avísame si quieres más dinero; no te prives, ¿de acuerdo? —contestó.
Las muchachas de la edad de Sofía se dedicaban a embellecerse, pero José se sintió consternado al descubrir que quien solía ser la princesa de la familia un tiempo atrás, en ese momento tenía una personalidad muy diferente a la de antes. A pesar de su comportamiento duro, Sofía se quedó sin palabras de la emoción; hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por ella.
—Gracias, abuelo. —No se atrevió a rechazar su amabilidad.
La joven llegó a la escuela por la tarde y Mariposa volvió a llamarla de manera incesante, así que encontró un rincón tranquilo y la atendió.
—¿Ofendiste a alguien últimamente, Fantoma? —le preguntó.
—¿A quién ofendí esta vez?
Los demás encontrarían la forma de molestarla, aunque se ocupara de sus propios asuntos; poco podía hacer al respecto.
—¿Conoces a Grupo Lombardo? Están investigando tu identidad. —Nada podía eludir el conocimiento de Alas de Luz.
—¿Grupo Lombardo? Sí, sé quiénes son. —Sonaba muy despreocupada.
—Ten cuidado. No querrás enemistarte con ellos —le advirtió Mariposa.
En todo Jujuy, ninguna otra compañía era un rival digno de Grupo Lombardo.