Capítulo 323 Estrellas en sus ojos
Cuando solo quedaban ellos dos, Tiago abrió la puerta del auto y le hizo señas para que entrara. Después de meter todos los regalos en el maletero, arrancó el motor y se dirigió al concesionario de automóviles. La tienda ya debería estar cerrada. Sin embargo, permanecía abierta a su llegada y el gerente les dio la bienvenida en persona.
—El auto que pidió llegó, Señor Tiago. Lo acompaño enseguida.
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