Capítulo 109 Los golpeó hasta hacerlos polvo
Tiago estaba preocupado, ya que aquellos eran mercenarios profesionales muy diferentes a los rufianes comunes. Como estaba demasiado nervioso, no podía controlar su enojo; sin embargo, no tuvo más remedio que hacerlo después de escuchar lo que ella le preguntaba.
—Sofi, sé buena. Quédate entre la multitud y no vayas a ningún lugar desolado. Ya mismo iré para allá. —Sus hombres habían localizado su ubicación y se dirigían hacia ella.
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