Capítulo 310 Mantén la promesa, rompe el mundo
Lauren yacía inmóvil en la fría mesa de acero, su cuerpo envuelto en un silencio tan crudo y estéril como las luces quirúrgicas blancas sobre ella.
Su bata de hospital estaba manchada de sangre, empapada y quebradiza en las costuras. Su rostro, pálido como un fantasma, había adquirido un tono azulado, sus labios agrietados y oscurecidos por la sangre seca.
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