Mia tomó el casco de Kenny y se lo puso sin decir una palabra. Luego se subió en la parte trasera de su motocicleta y rodeó su cintura con los brazos como si fuera lo más natural del mundo.
Kenny miró hacia abajo sus manos y no pudo evitar la sonrisa que se dibujaba en sus labios. Sus ojos prácticamente brillaban de diversión.
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