Capítulo 166 Tormenta de arrepentimientos
De repente se desató una tormenta, las farolas del patio se difuminaron en orbes de luz brumosos en el diluvio, mientras el rostro retorcido de Elliot parpadeaba bajo los relámpagos. En el momento en que Félix se adentró en la cortina de lluvia, el agua le resbaló por la ajustada camisa negra, trazando los músculos de su espalda como un río. Al ver a Félix, la rabia de Elliot se encendió como si se enfrentara a un enemigo, gritando:
—¿Tienes el descaro de aparecer? ¡Entrégame a Laurie!
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