Capítulo 537 Una salida

El Club Privado Springbrooke se sumió en un silencio sepulcral. Solo se percibían la respiración entrecortada de los espectadores aterrorizados y el nauseabundo goteo de sangre y masa encefálica que escurría de los cuerpos inertes de los guardias. Una corriente helada se colaba desde el exterior, cargada con el metálico aroma a sangre que revolvía los estómagos de todos los presentes. Nadie se atrevía a pronunciar palabra, paralizados por un miedo visceral. La situación había escalado más allá de cualquier expectativa. Habían acudido para contemplar una simple demostración de poder por parte de Hendrix, pero ahora eran testigos involuntarios de una carnicería despiadada. Los dos guardaespaldas sobrevivientes se desplomaron de rodillas, suplicando clemencia entre temblores incontrolables. Comprendían que, de haber actuado impulsivamente segundos antes, ahora compartirían el destino de sus compañeros.