Capítulo 500 ¡Cualquiera que se meta con mi hija, lo derribaré!
Eran las cuatro y media de la tarde. El sol poniente proyectaba una luz cálida y dorada sobre la ciudad.
En la mansión Wright, dentro del complejo gubernamental, un equipo de guardias armados permanecía solemnemente en la entrada, imponiendo respeto con su presencia. Hoy, la mansión Wright recibía a unos invitados muy importantes.
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