Capítulo 1159 Supongo que no te golpeé lo suficientemente fuerte
Doroteo, que ya luchaba con su diabetes congénita, no era rival para la fuerza de Félix. Con un empujón enérgico, Doroteo terminó sentado de golpe en el suelo, con lágrimas en los ojos antes de estallar en sollozos.
La niñera que había sacado a Doroteo sintió una profunda preocupación.
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