Capítulo 603 Ciego y sorda
El clima había mejorado y la luz del sol entraba por la ventana del dormitorio en suaves motas doradas. Cuando Cecilia se despertó, la mayor parte de la nieve afuera se había derretido y solo quedaban leves rastros. Miró el reloj, ya eran las nueve de la mañana, hoy tenía que ir al hospital para que le quitaran las vendas. Justo cuando Cecilia estaba a punto de salir de casa después de dejarlo todo listo para Elías, él la agarró de la mano, deteniéndola en seco.
—Mami, el Señor Rotela es en realidad mi papá, ¿no es así?
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