Capítulo 758 No es un santo
Dorotea estaba haciendo un escándalo, suplicando a su madre que la llevara de nuevo a la guardería para poder estudiar con Jonás.
Priscilla, dejando a un lado cualquier preocupación por su dignidad, se puso en cuclillas en presencia de Cecilia y Elina, colocando ambas manos sobre los hombros de su hija mientras gritaba:
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