Capítulo 190 Una vieja herida
La noche llegó a su fin. Antes de que Natanael recobrara completamente el conocimiento, abrazaba fuertemente a Cecilia. Ella miró el vaso estéril a su lado, que contenía algo que le había costado mucho conseguir. Supo que era momento de marcharse.
Intentó zafarse del abrazo de Natanael, pero él la sujetó con más fuerza. Sin alternativa, escondió sigilosamente el vaso bajo la cama, esperando llevárselo cuando Natanael fuera a trabajar al día siguiente.
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