Capítulo 34 Se había vuelto cada vez más despiadado
—Mami, ¿ya has llegado? Las noches que no esté, acuérdate siempre de tomarte un vaso de leche caliente antes de irte a dormir. Además, no olvides tomar tus vitaminas... y no te quites la manta de encima mientras duermes por la noche; te resfriarás. Dejé mis peluches favoritos y los de Eli en tu maleta. Si no puedes dormir, deja que te hagan compañía... —dijo Jonás.
En cuanto a su hijo mayor, era de los que, si no le apetecía hablar, no pronunciaba ni una sola palabra. Sin embargo, cada vez que hablaba, sonaba como un anciano, constantemente regañando y quejándose. No estaba claro de quién lo había heredado. A veces, Cecilia se sentía como si él fuera el adulto entre ellos.
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