Capítulo 930 No hay cura para el arrepentimiento
A pesar de que la mujer se refirió a aquellas posesiones como trastos viejos, Cecilia no se sintió tan molesta como de costumbre, ni se enfadó.
—Gracias, entonces —expresó—. Le deseo un rápido viaje al paraíso, Madame Paula.
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