Capítulo 434 No es su bebé
Mientras Zacarías se alejaba, escuchó en la habitación el eco de los gritos angustiados de Estela.
Estela había perdido la noción del tiempo, pero finalmente, los hombres de Zacarías cesaron su tormento. Estela quedó tendida en un charco de su propia sangre. Su cuerpo estaba cubierto de heridas, y sus ojos estaban huecos, desprovistos de toda luz.
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