Capítulo 37 Se niega a creer
Una voz frágil y dulce resonó desde el otro extremo del video, donde un niño pequeño, la viva imagen de Jonás, yacía en una cama de hospital. Tenía la cara pálida y llamaba débilmente a Cecilia. Una oleada de ternura la invadió.
—¡Muack, Eli! —exclamó Cecilia con cariño.
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