Capítulo 124 Vergüenza
A estas alturas, no podía fingir que no lo había oído. Esteban levantó la voz a propósito, pues quería que lo oyera. Si seguía así, no sólo Mateo sería humillado, yo también. Mateo no me importaba, pero yo era importante. Así que respiré hondo y abrí la puerta.
—Mamá. —Sonreí a mi suegra—. ¿Por qué sigues aquí?
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