Capítulo 122 Sus palabras fueron duras, pero su intención era buena
A la mañana siguiente, Mateo no vino. Me llamó y me dijo que iba a llevar a Abril al colegio y que le había pedido a su madre que me trajera el desayuno. Incluso me indicó que no me enfadara con mi suegra, diciendo que, aunque sus palabras eran duras, tenía buena intención y que no era una mala persona.
Poco después de colgar el teléfono, la puerta se abrió de un empujón y mi suegra apareció en la puerta con un termo. La mirada que me dirigió al verme seguía siendo de desagrado, y parecía muy reticente, lo que hacía evidente que seguía enfadada conmigo. Belén debió de ser la que preparó el desayuno, y quizás Mateo envió a su madre a entregarme la comida para aliviar la tensión entre nosotros. Aunque mi suegra era arrogante conmigo, siempre había sido muy sumisa con Mateo. Le sonreí.
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