Capítulo 132 No te desprecio
Catalina se sintió vacía por dentro al ver a Hugo marcharse. Ella sabía que el punto principal de Hugo estuvo en su última frase. Sin embargo, no dijo qué le había robado Juliana a Penélope. Catalina lo pensó. Pero sólo podía pensar en Tomás Bonilla.
«¿Será que Juliana le robó a Tomás a Penélope? ¿Tomás conoció a Penélope cuando era joven e intercambió cartas con ella?». Después de un largo rato, Catalina suspiró sin poder evitarlo. Levantó la mano y se dio una palmada en la frente. Debió haber leído demasiadas novelas y haberse confundido. ¿Cómo podía haber tal coincidencia en este mundo? Aunque Tomás no pudiera distinguir la letra de la chica que le escribía ni su estilo de lenguaje, Penélope no era tonta. Ella era una persona viva, y Tomás era su enamorado. ¿Por qué no podía decírselo ella misma entonces? Ese no fue el caso.
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