Capítulo 127 Mi hijo no está muerto
Catalina revisó todo el guión en cuestión de minutos. El argumento era sencillo pero difícil. Tenía que mostrar la resistencia, la impotencia y la desesperación de una persona que ha sido atada a la fuerza en una cama de hospital. Era una escena emotiva y resultaba muy difícil representarla. Pero si se hacía bien, sería un éxito.
Catalina respiró hondo. Leyó el guión varias veces más y se metió en el papel. Interpretó a una mujer trágica que, evidentemente, no estaba enferma, pero que había sido internada a la fuerza en un manicomio y a la que se le inyectaban tranquilizantes.
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