Capítulo 99 Sr. Bonilla, le aconsejo que guarde silencio
Era temprano, y la luz del sol entraba en la villa de la familia Bonilla a través de la ventana. En la cocina, Alberto llevaba algo que parecía una armadura. Sostenía una máscara metálica con una mano y una espátula con la otra. Estaba de pie en un pequeño taburete, nervioso, observando cómo se freían los huevos en una sartén. Cuando los huevos chisporrotearon, Alberto no pudo evitar gritar:
—Ariel, Ariel, ¿va a explotar? ¡Dios mío! ¡Esto da demasiado miedo! Podría quemar la cocina. ¿Ya están hechos los huevos? Ya han pasado treinta segundos.
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