Capítulo 437 La enigmática matriarca
Leonor regresó a su habitación, donde se sintió tranquila. La niñera le había llevado un plato de frutas bajas en azúcar y un vaso de leche caliente. Sentada en el sofá, Leonor comenzó a interactuar con el bebé en su vientre. Presionando su estómago suavemente, observaba los movimientos del pequeño: un movimiento aquí, una patada allá. Empezó a comprender lo que significaba ser madre y cómo se manifestaba esa responsabilidad. Ser madre parecía implicar sacrificios por el bienestar del hijo. Incluso sola, tenía sentido.
Mientras tanto, en otra villa, Miranda escribía un mensaje en su teléfono, con movimientos rápidos y precisos.
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