Capítulo 338 En verdad no lo quería
Mordiéndose los labios rojos y húmedos, Celia se retorció, intentando apartarlo, sin embargo, Hugo sujetó firme sus labios rojos, besándola de nuevo. Esta vez, el beso fue más apasionado y profundo que antes.
Sus labios eran suaves y desprendían el aroma del vino, aunque no había bebido, su aliento lo embriagó un poco, en ese momento, todo lo que quería era buscar más con avidez, en el silencio y poco iluminada habitación, los sonidos apasionados llenaban el aire, el bolso de Celia había caído al suelo, ella se apoyó en la pared, con los labios rojos con sutileza inclinados hacia arriba. Hugo, por su parte, se inclinó hacia delante con la cabeza baja, sujetándola con suavidad la barbilla.
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