Capítulo 428 Él es un hombre
Después de que Hugo cerró la puerta, Celia se sentó en el sofá, con su vestido camisero ligeramente desarreglado. La sustancia que Bernardo le había dado le hacía sentir el cuerpo como si estuviera en llamas, y un vacío familiar surgió dentro de ella, dejándola avergonzada e incómoda. Necesitaba un hombre, ahora mismo.
Hugo se apresuró a ver cómo estaba. Los ojos de Celia estaban entrecerrados, su mirada desenfocada, y ella extendió la mano hacia su brazo, casi suplicando:
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