Capítulo 104 Su demanda irrazonable
Recuerdos del pasado inundaron su mente. Hace cinco años, Celia solía frecuentar este lugar como su esposa, o más precisamente, solía venir aquí como su esclava. No tenía ninguna dignidad; estaba aquí solo para satisfacer sus deseos carnales. Ahora, en lo más profundo de su ser, sentía una intensa aversión hacia este lugar, pero no tenía más opción que entrar.
Ante ella se encontraba una fila de mostradores frontales que lucían muy imponentes. Por lo tanto, se acercó a uno de los recepcionistas y comentó:
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