Capítulo 239 Escapar con el niño
La fría luz de la luna flotaba en lo alto del cielo mientras la carretera del pueblo, áspera y llena de baches, se extendía bajo la noche. En el espejo retrovisor del todoterreno, que circulaba a toda velocidad, se veían destellos esporádicos de luz: el resplandor de las balas disparadas por el coche perseguidor.
—Haro, llévatelos —la voz de Hugo sonó grave y autoritaria a través del intercomunicador.
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