Capítulo 405 Revelar la verdad
El familiar y fresco aroma masculino la dejó estupefacta durante unos segundos. Inmediatamente después, Celia, enloquecida, alargó la mano para apartarlo, desesperada por escapar de su abrazo. Sin embargo, Hugo se negó a soltarla. En lugar de eso, la aferró aún más fuerte.
—Suéltame, imbécil. Suéltame —Celia, consumida por la rabia, perdió toda razón. Levantó los puños y le golpeó.
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