Capítulo 361 Ella nunca perdonaría
—Señora Santana, ¿se encuentra bien? —Estela dudó un momento, insegura de si Celia estaba disgustada o contenta—. Señorita Santana, ¿podría no contarle al Señor Salinas nuestra conversación de hoy? Tengo miedo de que me demande. Mi vida es tan difícil. Me casé con el hombre equivocado y mi hija solo tiene tres años. Todavía me necesita —suplicó Estela.
Celia respiró hondo, con los ojos enrojecidos por el llanto, mientras miraba a Estela.
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