Capítulo 140 Párchalo
En su estado de pánico, Celia quitó los vendajes y levantó la gasa. La herida, que estaba en proceso de curación, se había convertido en un desastre sangriento. Con unas pinzas, Celia tomó una bola de algodón e intentó detener el sangrado. Hugo se mantuvo tranquilo mientras la observaba. La expresión de Celia estaba llena de pánico y miedo a la sangre.
La herida se veía tan dolorosa que ni siquiera necesitaba preguntarle si le dolía. Su golpe había roto la costra que se había formado sobre la herida, por lo que tardaría mucho más en sanar.
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